ERMITA DE SANTA BRÍGIDA
La construcción de la ermita no está datada con certeza, situándose entre el siglo XIII-XV, según diferentes especialistas. La historia de la capilla nos revela que estuvo descuidada entre 1835-1846, no siendo restaurada hasta el año 1847, gracias a la generosidad del clérigo Carlos Muñiz González, natural de Galaroza. Tras este hecho volvió a ser bendecida.
Descripción de la edificación
La portada presenta un vano de medio punto flanqueado por dos semicolumnas con entablamento liso, rematado por un frontón triangular con una pequeña hornacina en el centro y una cruz. En la parte superior, encontramos una espadaña simple que sustituye a la anterior que estaba compuesta por tres campanas, destruida en el siglo XIX por un rayo.
En la pared lateral derecha, se encontraba la vivienda del ermitaño. Se tiene constancia documental de los ermitaños del lugar desde finales del siglo XVII, siendo el primero Alonso de Ribero. Existen evidencias documentales de que hubo tan solo una mujer ermitaña: Francisca Barrera, natural de Lebrija y beata de Nuestra Señora de la Merced.
En el interior, encontramos un retablo de estilo barroco presidido por la imagen de Santa Brígida, realizada por Agustín Sánchez en el siglo XIX. En los laterales se encuentran columnas salomónicas que flanquean la representación de seis misterios del Santo Rosario. El conjunto se remata con una escena de la Coronación de la Virgen. Además se puede apreciar en el lateral derecho del templo una talla de la Divina Pastora, esculpida en 1836 por Fray Juan de Galaroza, y a la izquierda una virgen de Fátima.
La construcción de la ermita no está datada con certeza, situándose entre el siglo XIII-XV, según diferentes especialistas. La historia de la capilla nos revela que estuvo descuidada entre 1835-1846, no siendo restaurada hasta el año 1847, gracias a la generosidad del clérigo Carlos Muñiz González, natural de Galaroza. Tras este hecho volvió a ser bendecida.
Descripción de la edificación
La portada presenta un vano de medio punto flanqueado por dos semicolumnas con entablamento liso, rematado por un frontón triangular con una pequeña hornacina en el centro y una cruz. En la parte superior, encontramos una espadaña simple que sustituye a la anterior que estaba compuesta por tres campanas, destruida en el siglo XIX por un rayo.
En la pared lateral derecha, se encontraba la vivienda del ermitaño. Se tiene constancia documental de los ermitaños del lugar desde finales del siglo XVII, siendo el primero Alonso de Ribero. Existen evidencias documentales de que hubo tan solo una mujer ermitaña: Francisca Barrera, natural de Lebrija y beata de Nuestra Señora de la Merced.
En el interior, encontramos un retablo de estilo barroco presidido por la imagen de Santa Brígida, realizada por Agustín Sánchez en el siglo XIX. En los laterales se encuentran columnas salomónicas que flanquean la representación de seis misterios del Santo Rosario. El conjunto se remata con una escena de la Coronación de la Virgen. Además se puede apreciar en el lateral derecho del templo una talla de la Divina Pastora, esculpida en 1836 por Fray Juan de Galaroza, y a la izquierda una virgen de Fátima.
